El pasado 31 de marzo,
en reunión sostenida con las tres centrales sindicales
colombianas, el presidente Juan
Manuel Santos anunció algunas de las medidas que aparecen hoy contenidas en este
acuerdo, pero en ningún momento se presentaron como vinculadas a la aprobación
del TLC, por ello debemos afirmar categóricamente que el plan de acción para la
aprobación del TLC no ha involucrado la voluntad de la CTC y la
CUT.
La
CUT y la CTC reiteramos nuestra postura de no estar de acuerdo con el TLC entre Colombia y Estados Unidos porque se trata de
un acuerdo entre sociedades, Estados y economías con grados de desarrollo muy
desiguales, que implicará sin dudas afectaciones graves a varios sectores como
la agricultura, la industria manufacturera, la producción de medicamentos, etc.
Se trata de un TLC que tendrá pocos impactos en la generación de nuevas
actividades productivas y de servicios en Colombia, y por el contrario, pone en
riesgo de destrucción a un número considerable de empresas. En términos de
empleo, el TLC no generará en cifras netas nuevos empleos, pues los que se
generen en unos sectores, se perderán en otros.
Se
trata de un TLC con un país que viene y continúa sufriendo una gran tragedia
humanitaria, que ha significado la muerte de cientos de miles de personas, la
desaparición forzada de más de 40 mil, el desplazamiento forzado de cerca de 4
millones y la usurpación de más de 5 millones de hectáreas de tierras
productivas. Tragedia de la que han sido responsables los diferentes grupos
armados ilegales y el Estado por sus acciones directas, o en asocio con los
grupos paramilitares o por su omisión permitiendo que millones de personas
fueran afectados en sus derechos fundamentales.
Colombia ha padecido la más grave violencia antisindical que ocurre
en el mundo entero; desde 1986, hasta nuestros días 2861 sindicalistas han sido
asesinados, se han cometido más de 11000 hechos de violencia contra
sindicalistas. El año anterior fueron asesinados 52 sindicalistas, en lo corrido
de este año cuatro, y durante el gobierno del Presidente Santos 20. Violencia
que ha contribuido a que el país viva una situación laboral y sindical
extremadamente grave. En Colombia hay más de 2,5 millones de desempleados sin
ninguna protección social. De los 19 millones de trabajadores, cerca de 13
millones se encuentran en la informalidad, sin protección laboral y social y con
ingresos bajos que los dejan por debajo de la línea de pobreza. Apenas el 4% de
los trabajadores se encuentran afiliados a una organización sindical y un poco
más del 1% se benefician de una convención colectiva de trabajo.
El
TLC antes que contribuir a mejorar la situación de derechos humanos puede en
algunos casos generar nuevos riesgos de vulneración de los derechos. Esta
historia y presente de Colombia debería ser razón suficiente para que el
Congreso de Estados Unidos no ratifique el TLC y, por el contrario, debería
contribuir a que se realicen los cambios democráticos que permitan sacar al país
del ciclo de crisis humanitaria y de exclusión laboral y
sindical.
Estamos convencidos de que el plan de acción acordado entre los
Presidentes Obama y Santos, no contribuirá a mejorar de manera sustancial este
panorama de vulneraciones sistemáticas a derechos humanos fundamentales.
No bastan las promesas, los anuncios de medidas, se
requieren hechos concretos, duraderos y verificados. Al respecto, seis
congresistas demócratas Jim Mcgovern, George Miller, Rosa Delauro, Mike Michaud,
Linda Sánchez y Jan Schakowsky, se manifestaron el día de ayer señalando sobre
este acuerdo: “Cuando tantas vidas están en riesgo, no creemos que este
sea un asunto que debe ser empujado hacia el Congreso de manera tan afanada,
hasta que nosotros podamos determinar, a través de la consulta con las personas
que son blancos de la violencia y las violaciones de derechos humanos en
Colombia, si están ocurriendo en lo concreto cambios genuinos y duraderos, no
sólo escritos en papel, sino en la situación verdadera, la cual afecta
negativamente a tantos Colombianos todos los días”.
Sin
embargo, no podemos dejar de reconocer que algunas de las medidas anunciadas son
útiles para mejorar las condiciones de las trabajadoras y trabajadores
colombianos, sí efectivamente se hacen de manera concertada las reformas
anunciadas y sobre todo si se acuerdan y se ponen en práctica mecanismos de
verificación eficaces.
De
otro lado, hay un sin número de casos concretos vinculados a los temas de este
acuerdo que deberían resolverse plenamente para apreciar la verdadera voluntad
del gobierno colombiano. Por ejemplo, los más de 10 mil trabajadores portuarios
que no cuentan con un contrato de trabajo y protección social, los más de 20 mil
corteros de caña vinculados a través de cooperativas de trabajo asociado, las
miles de mujeres y hombres que trabajan en la floricultura y en la palma de
aceite en condiciones precarias y en graves riesgos para su salud, los miles de
mineros que arriesgan sus vidas cada día, las trabas que se colocan por los
empleadores y el mismo Estado para materializar la negociación colectiva pública
y por rama, violando el derecho de asociación con los pactos colectivos
acompañados de despidos masivos, violación al fuero sindical.
Todas las medidas anunciadas han sido reivindicadas por las centrales
sindicales por varios años, y no solo con la presión de los Estados Unidos el
Gobierno colombiano se decida a implementarlas, sino que ello es producto
principal de la lucha de las centrales sindicales, movimientos sociales,
democráticos y progresistas en Colombia, acompañado por el movimiento sindical
internacional y especialmente el respaldo y solidaridad de los sindicatos de
Estados Unidos agrupados en la AFL-CIO y acompañados por un sector muy amplio
del partido demócrata. El acuerdo establece algunas medidas para la
prevención de la violencia y la persecución a sus autores y para la
protección de los derechos de los trabajadores, que miradas en su conjunto no
resolverán la problemática. Por ello creemos que hay otras
medidas que deben tomarse de manera inmediata, señaladas por los órganos de
control de la OIT y la última misión de alto nivel que visitó el país este año,
en más de 40 asuntos específicos que no han tenido
respuesta del Estado.
Nos
preocupa que el acuerdo no tenga previsto un mecanismo de verificación en el que
participen las centrales sindicales, y que pueda ocurrir en esta ocasión una
nueva burla a las aspiraciones de millones de trabajadores colombianos, pues una
vez sea aprobado el TLC seguramente se desmontaran las medidas y estos temas
perderán la importancia que han tomado hoy.
Finalmente, este acuerdo en nada modifica el contenido del TLC entre
Colombia y Estados Unidos, su incumplimiento por parte de Colombia no generará
ninguna consecuencia comercial, porque se tratan de unas medidas previas, que
una vez sea ratificado el TLC no tendrán ningún carácter vinculante, como
ocurrió recientemente con las condiciones previas que Estados Unidos acordó con
Perú y que finalmente no han sido cumplidas.
CENTRAL UNITARIA DE
TRABAJADORES DE COLOMBIA-CUT
TARSICIO MORA
GODOY DOMINGO TOVAR
ARRIETA
Presidente Secretario
General
Presidente
CONFEDERACION DE
TRABAJADORES DE COLOMBIA-CTC
LUIS MIGUEL MORANTES ROSA ELENA FLOREZ
presidente secretario general.
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