sábado, 16 de enero de 2010

PROHIBIDO SER NEGRO

Haití y la República Dominicana son dos países separados por un río que se llama Masacre. Ya se llamaba así en 1937, pero el nombre resultó una profecía: a la orilla de ese río cayeron, asesinados a machetazos, miles de obreros haitianos que estaban trabajando, del lado dominicano, en el corte de caña de azúcar. El generalísimo Rafael Leónidas Trujillo, cara de ratón, sombrero de Napoleón, dio la orden de exterminio de esos negros, para blanquear la raza y exorcizar su propia sangre impura. Los diarios dominicanos no se enteraron de la novedad. Los diarios haitianos, tampoco. Al cabo de tres semanas de silencio, algo se publicó, unas cuantas líneas, y Trujillo advirtió que no había que exagerar, que los muertos no eran más de 18 mil negros. Después de mucho discutir, acabó pagando 29 dólares por muerto. Eduardo Galeano, Espejos

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